Ya lleva varios días en una silla de ruedas. ¿Como puede alguien maquinar y ejecutar tamañas estafas simultaneas? Eres una víctima como tantas otras y no puedo permitirlo. Dos o tres palabras son suficientes para mostrarle toda mi ira, pero alguien que no entiende palabras, necesita golpes. Me he rebajado a su nivel, de un certero golpe ocular lo he tirado de la silla. Él ha salido corriendo demostrando su cobardía y revelando su estafa. El matón de la esquina observa y sonríe levemente, le debe un favor y puede saldar su deuda. Yo camino despacio, me estás viendo a lo lejos. Lo observo acercarse y su sonrisa asesina no se ha borrado de la cara. Mi fuerza no es suficiente para detener su ataque y siento su halitosis mientras su cuchillo entra despacio entre mis órganos. Su inalterable sonrisa es sustituida por un silencioso “ya no volverá a ser un problema, estamos en paz”. Ahora todo es negro, no puedo moverme y no puedo hacer nada para ayudarte. La sangre fluye caliente arrancando mi vida. Abro los ojos y la almohada está empapada. Son las cinco y cinco.
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