Buenanueva o toque moderado, repique de todas las campanas, el repique usual u horario, repique cuaresmal u ocasional. Sea cual sea el sonido, las campanas suenan varias veces al día incansablemente, sin contar con los sonidos horarios y cuartos, los cuales sí disfrutan de tener una utilidad popular. Pero no queda la cosa ahí; está también la vigilia pernocturna, el canto de polyeleos, campanas para la liturgia y todas las que anuncian diferentes niveles de festividad. La palabra “pernocturna” ni siquiera existe. Quizá sea una especie de palabra (o palabro) endémica de la iglesia católica. Al margen de las palabras inventadas (o incluso graciosas), hay varios puntos en los que esta practica tan común afecta. Primero; tenemos la suerte (o desgracia) de vivir en un país aconfesional de modo que pese a la clara predominación de la presencia católica en nuestro país, no se puede decir (y así lo afirma la constitución) que vivamos en un país católico. Esto quiere decir que como país de libre elección religiosa, nadie tiene por qué ver destacar unas creencias respecto a otras (a no ser por la clara masividad de asiduos al catolicismo respecto a otras doctrinas). Segundo; esto crea un dilema respecto a los mecanismos en las que las empresas tienen derecho a publicitarse. No es que crea que sea una buena estrategia de marketing, pero a muchos empresarios les interesaría poder hacer un tipo de publicidad masiva, sonora, barata y que llega a todos sin que nadie pueda evitarlo (excepto con unos buenos tapones de oído). Por supuesto eso sería interrumpido vertiginosamente por las autoridades pertinentes. Tercero; la contaminación por CO2 es un asunto que afecta a la humanidad y está empezando a ser preocupante. Por suerte el único CO2 atribuible a las campanas es el que se produce en su transporte y mantenimiento, así que no nos vamos a meter con eso pero, ¿qué pasa con la contaminación acústica? Existen decenas de fórmulas para calcular los niveles acústicos de los múltiples tipos de sonido que producimos; ambiental, continuo, estable, de fondo, impacto, fluctuante, inestable, tonal… Los niveles sonoros que un vecino puede emitir desde su vivienda al exterior en horario diurno son de unos 60 ó 70 db a una corta distancia (por ejemplo, de un vecino a otro colindante). Si nos situamos a una distancia diez veces mayor que esta, las campanas superan el umbral del dolor del sistema auditivo, que se encuentra en unos 120 db, cifra muy por encima de la permitida y que sin duda escandalizaría a las autoridades sanitarias. Por suerte nadie vive a 30 metros de una enorme campana de 4000 kg. Cuarto; si unos pueden, por acto de fe, amor a un ser omnipotente, o promoción para encender velas a un euro, hacer llamamientos masivos de esta índole, entiendo que cualquier entidad religiosa o profesional pueda hacer lo mismo. No quiero ni imaginar si evangélicos, protestantes, budistas y musulmanes hicieran lo mismo. Probablemente no tocarían sus campanas todos a la vez, sino que irían por turnos, con lo cual tendríamos todo el espectro horario cubierto. Los musulmanes se llevarían gran parte de la tarta, ya que rezan permanentemente. Las campanas tienen muchos significados e interpretaciones, para empezar su forma de copa de vino invertida, simboliza el cáliz de la sangre de cristo. Su forma triangular tiene que ver con la Trinidad, primera manifestación de Dios. Su forma de bóveda alude a la Bóveda Celeste, símbolo cósmico. No es que odie las campanas, geométricamente tienen una forma sin bordes, infinita, como la superficie de la tierra, en la que es posible caminar en cualquier dirección sin mayor consecuencia que volver al punto de partida. Además, su forma es una representación análoga a como vemos actualmente la expansión del universo desde el Big Bang ¿creado o fortuito?